El juego de Ender de Orson Scott Card

 

El encuentro con la novela de Card fue una serendipia, en búsqueda de hacer un pequeño ciclo de terror pensaba leer otra de las novelas clásicas de Stephen King, pensaba encontrarme en la biblioteca con It , pero alguien se adelanto y pidió ese titulo. Casualmente, entonces, me encontré con El juego de Ender, un clásico de la ciencia ficción según los críticos . Sin embargo, mi mayor temor consistía en leer una novela de serie b, donde el conflicto se convierta en la manida Alienigenas vs. Humanos, teniendo en cuenta que el argumento de la historia nos cuenta la peripecia de Ender un niño adiestrado para ser el comandante militar y la ultima esperanza de los humanos en su lucha contra los inspectores una raza alienigena que amenaza la tierra.


Una peripecia tan manida en la ciencia ficción en las manos de Card se convierte en el punto de partida para hacer profundas reflexiones éticas justo en tiempos de guerra como los que vivimos.


En El juego de Ender asistimos al conflicto de un niño que debe convertirse en ese comandante militar para salvar la humanidad para salvar a la humanidad de la Tercera Invasión de los insectores, para ello se plantea el uso del control de la natalidad y la ingeniería social para regular el comportamiento de la sociedad y de los futuros combatientes. manipulan la opinión publica para mostrar la necesidad de la “legitima defensa” ante la inminente invasión de los insectores, disfrazando lo que hoy denominan “guerras preventivas”, guerras preparadas con antelación al accionar del enemigo para desestabilizar y aniquilarlo, en muchas ocasiones disfrazados con pretextos para dar fundamento a la necesidad, pero que realmente se esconde la codicia de utilizar recursos de estos enemigos. Así pues, mientras la humanidad esta convencida de la necesidad de entrenar a estos menores en la guerra que se avecina, la realidad es que como dice Graff: “Nosotros somos la tercera invasión”.


La manipulación también se ejerce a pequeña escala para producir comportamientos que necesitan de los combatientes (empatía y violencia extrema), sobretodo Ender se ve expuesto a la vigilancia  a través de implantes (el monitor), la separación temprana de su familia, aislamiento social, la alienación a través de dispositivos de simulación y la continua exigencia para estar a la altura de la misión de comandar las naves humanas contra los insectores. El niño se ve constantemente expuesto a una presión extrema en la que termina deshumanizando para “salvar a la humanidad”, y destruye la infancia del pequeño Ender, sosteniendo el constante discurso de que es un individuo que se sacrifica en pro de toda la humanidad.


Este discurso mesiánico en el que se erige un cordero para salvar a la humanidad, donde esta debe luchar por su supervivencia, nos recuerda los mejores discursos de occidente para justificar las guerras contra Afganistan, Irak, Libia, Siria, en donde Occidente se autoproclamo en una cruzada contra la barbarie, y aunque el libro es publicado en 1985, como los clásicos de la ciencia ficción terminan hablando para otras generaciones en el futuro. En el libro se encuentra la representación de ese otro en los temidos insectores, como se explicará en los últimos capítulos, el conflicto entre ambas razas se fundamente en la incapacidad de ver al otro como un interlocutor valido. Los insectores son una especie que funciona como una inteligencia en enjambre, sus colonias gobernadas por reinas, mientras que los demás son cuerpos que funcionan como extremidades de las reinas, su comunicación es instantánea y no se basa en la oralidad ni la escritura porque no se transmite entre individuos, no existen los individuos, son una colmena que actúa como una entidad. Los humanos entidades con deseos y pensamientos individuales actúan de acuerdo a sus propias pulsiones, entiende a los insectores como una amenaza infinita por su incapacidad de comunicarse con ellos y entender su forma de vida. Esta dupla también deja entre lineas expuesto la bipolaridad que marco la segunda mitad del siglo XX: Comunismo vs. Capitalismo que nutrio la guerra fría.


Combatir a la raza alienigena consume a Ender en una espiral de actos violentos que intenta abrir la olla a presión que han creado los adultos, para conseguir que ese niño aniquile a los insectores. Esta violencia esta marcada por esa alienación a través de los dispositivos de simulación. La simulación es utilizada para el entrenamiento militar, es una forma de aprendizaje rápido sin consecuencias, evita la pérdida material y accidentes en el entrenamiento, además de entrenar la mente de combatientes para que puedan crear una serie de tácticas y estrategias para vencer al enemigo. La constante exposición de Ender a la simulación lo hace incapaz de distinguir sus acciones reales de las acciones simuladas en los mundos creados por el computador. La guerra se convierte también en una simulación a la que Ender es incapaz de distinguir de la realidad y no puede medir el alcance de sus acciones detrás del simulador, así pues, Ender es entrenado para convertirse en una máquina de matar y comete un genocidio exterminando a la raza alienigena. Esto es un paralelo a las guerras modernas, la digitalización de la guerra conduce también al igual que Ender a reducir los combates a supuestas “operaciones quirúrgicas” a través de equipos tecnológicos comandados a distancia, donde el combatiente lidia con abstracciones de los objetivos en un plano cartesiano, reducidos a posiciones en los ejes y olvidando que se trata de vidas detrás de las luces parpadeantes y los avatares con los que se simulan los enemigos.


Finalmente es imposibile dejar de mencionar las construcciones binarias en el texto que se contraponen: niño-adulto / humano-alienigena / el pacto- liga. Estamos inmersos desde la perspectiva de Ender, sin embargo, es muy claro que los adultos espían detrás de un vidrio las acciones de los pequeños que adiestran y que también provocan todas las acciones, los niños se convierten en las armas que usan los adultos contra los insectores, y aunque los niños perciben la manipulación que ejercen los adultos, no la burlan por la presión sobre ellos, en ese objetivo de combatir la amenaza alienigena, los adultos se muestran distantes, con intereses oscuros y en muy buena medida crípticos para los niños, que siempre se muestran ingenuos y directos. Así mismo una obra escrita durante la época de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia es reflejado en los otros dos binarios, que muestran una alegoría de esas duplas.

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