Señales de Cienpiés- Una aventura para Mausritter- Parte 4
ESTANQUE DE LA CASA MONTASIERVOS
La bruma se hace presente en el dos sombras recortadas sobre un lecho de hierva alta junto al estanque, el frio de la madrugada congela las naricitas roedoras, mientras un caldero hierve sacando vapores verdes esmeralda.
Una vieja ratona, se tiene con un bastón que se dobla por el peso de la anciana, un rostro enjuto y cadavérico con un diente que sobresale, la nariz aún húmeda por el frio matutino, encorvada, de la túnica oscura sobresale una cola anudada que muestra su filiación al Aquelarre de los Cuervos, mantiene sus ojos cerrados mientras refunfuña:
La madre: " Mi niña, los años no vienen solos... Ña ña ña... Esos averapaces, quien sabe que pusieron en mi silla" mientras intenta tocarse el costado con la mano temblorosa, por el esfuerzo que hace se le cae el bastón, la anciana mira a la otra ratona.
Pregunta de director: ¿Cómo luce la joven novicia del aquelarre?
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La joven novicia observa con atención a la anciana ratona, mostrando respeto y devoción hacia su maestra. Sus ojos están llenos de curiosidad y determinación. Recoge el bastón y se lo entrega a su vieja maestra.
Al alzar la mirada una sombra entre las brumas se acerca murmurando:
Pregunta del director: ¿Quieres probar a destapar tus orejas roedoras para ver si escuchas lo que dice?
Tirada de suerte
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1/2 La joven novicia, con sus orejitas atentas, logran captar las palabras del roedor.
Coco Montasiervos: "Por qué tengo que ir y a estás horas?
¿Qué querrá esa vieja?
Seguro planeo este viaje a las arenas."
Se acerca un ratoncito pequeño con cara de disgusto, trae un uniforme de pantaloncitos cortos, sin arruga alguna, bigotes acicalados y pelo muy cuidado y brillante, lleno de energía, su mirada curiosa observa a la vieja ratona y a la novicia junto a ella.
Su mirada se clava en él con curiosidad, pero se mantiene en silencio y retrocede en señal de respeto frente al jovencito. La anciana escrutando al pequeño roedor camina alrededor de él lentamente, observando cada detalle del pequeño ratón:
La madre: ¡Condenada Clarissa! Este ratón está pequeño para su edad. ¡Pon los carbones para el caldero, niña! , le ordena a la joven novicia
La novicia asiente en señal de obediencia y se dirige hacia el caldero. Toma los carbones y los coloca cuidadosamente en el fuego, avivando las llamas para que el caldero siga hirviendo con su vapor verde esmeralda.
Mientras tanto, la anciana ratona, con su mirada aguda continúa observando al pequeño roedor con cierta reserva y desconfianza, toma una pata y la pesa, mientras murmura: "Muy flaco", le revisa el bigote "Muy cortos", le mira la dentadura casi metiendo sus narices entre la cavidad.
La joven novicia lee el miedo que se apodera del pequeño ratoncito, mientras la vieja lo revisa. De repente jala uno de los bigotes, el pequeño roedor chilla. La madre le dice a la novicia: “Rápido, mi niña, tómalo y ¡échalo al caldero!
Pregunta del director: ¿Qué hace la novicia?
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Opción A( toma el bigote)
La joven novicia torpemente obedece a su superiora y toma el bigote del ratoncito y lo tira al caldero. El caldero burbujea y saca un humo rojo con la forma de un ratón parado entre unas dunas del desierto, con un ejercito de ratoncitos tras de sí.
La anciana mira con satisfacción. El pequeño Coco tose con el humo y mira con asombro su propia imagen que sale del caldero.
La madre: Hijo mío ( refiriéndose a Coco), vuelve con tu madre.
Coco confundido y sorprendido hace caso a la anciana y vuelve por el camino que llego, siempre mirando hacia la imagen del caldero.
La madre: Mi niña, es posible que este jovencito sea el que estamos buscando. Deberas internarte en las arenas y preparar su camino con los rascatunel.
Opción B(no toma el bigote)
La madre mira con reprobación a la joven novicia: ¿Es así como como me obedeces ?
La anciana ratona, sorprendida por la audacia de la joven novicia, la observa con incredulidad y le dice: ¿Es así como como me obedeces ?
Sin embargo, también detecta una chispa de convicción y empatía en sus ojos. Se queda en silencio por un momento, considerando las palabras de la novicia.
Finalmente, la anciana ratona suspira y asiente lentamente. Reconoce la valentía y la compasión de la joven y decide darle una oportunidad al ratoncito. "Muy bien", dice con voz grave, "pero debes responsabilizarte de él, protegiendo a su familia. Si demuestra ser digno, ya veremos…”.
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