Tentación: Un paraiso para tres (Parte VII)


Argumento

Un ratoncito blanco olfatea, mientras recorre la hierba, a su paso encuentra un matorral verde manzana, el roedor se cuela entre las ramas. Una serpiente que ha vigilado al pequeño animal, levanta su cabeza, hace ruido con sus mandíbulas, se balancea y se lanza al ataque, pero el ratón se escabulle, entre la hierba rápidamente, se choca con los pies de Adán, un cavernícola, persiguiendo el olor a carroña.
Adán se abre paso entre los matorrales sigilosamente, de repente una luz llama su atención, curioso se dirige hacia allí. Descubre una joven mujer delicada y sutil, dormida, Adán pasmado con el brillo de su piel, atrapado con la exuberancia del cabello, se enamora de la belleza de ella e intenta tocar su cabello. Pero una serpiente lo muerde y lo transforma en un lagarto.
Eva se despierta con los gemidos de Adán, ve los ojos del lagarto, la piel brillante, viscosa y la mano repúgnate intenta tocarla, se levanta asustada. El trata de tranquilizarla, pero ella horrorizada sale huyendo.
Corre entre los matorrales asustada, siente la respiración del lagarto a sus espaldas que la sigue, mira hacia atrás, los ojos brillantes del lagarto se acercan, tropieza con un arbusto, se cae, el cabello se enreda, la manzana queda atrapada, el lagarto se acerca, Eva tironea de la manzana, las hojas se tornan amarillas, vuelve a tironear y las aves chillan.
Entre tanto, lagarto pierde el rastro de Eva enceguecido por el brillo de una zarza ardiendo, desorientado se tambalea, se resbala, se cae y pierde el conocimiento.
Eva al ver los efectos que causa al jalar la manzana, trata de desenredarla con suavidad, amarra la ruta a su cabello con una liana. La serpiente entre el cabello de ella se le enrolla entre los dedos, Eva se sorprende al verla, se hace una bolita entre sus manos y ella se enternece. La serpiente le muestra un árbol alto con una copa frondosa. Eva sube al árbol sigilosamente, escondiéndose del lagarto, se queda dormida acariciando la serpiente.
Al día siguiente, Eva hambrienta come de las vallas del árbol, y le ofrece a la serpiente, las dos se embadurnan de jugo de las frutas, bajan del árbol y se van a explorar. Encuentran un río. Eva se lava el cabello y se limpia el jugo, aprovecha para arreglar el cabello haciendo un nido para la serpiente, que juguetea con las hojas que le hacen cosquillas.
Eva hace un refugio en la copa del árbol.
Días después, el lagarto con una rama del cabello de ella en su mano, recorre el jardín buscándola. Cuando esta por darse por vencido encuentra una rama del árbol de manzana y un poco de jugo de la fruta sobre un tronco y sigue las huellas de unos pequeños pies. Encuentra un árbol con un brillo que delata a Eva. Ella se percata de la presencia del lagarto, él sube al árbol, ella asustada llega a la rama más alta, el intenta alcanzarla, pero la rama cruje, él la mira, ella voltea a mirar a un costado, la rama se quiebra, él se cae, destruyendo a su paso el refugio de ella y rompiéndose una pierna.
Eva desconcertada vea al lagarto retorciéndose de dolor, baja del árbol, se acerca y lo observa, un dolor le recorre a ella hasta los huesos de su propia pierna, el dolor la paraliza, se tumba junto al lagarto llorando. Las lágrimas caen sobre el cuerpo de él, y se convierte en un galante caballero, de traje oscuro y corbata, se incorpora, saca un pañuelo, seca las lagrimas de ella y la ayuda a levantarse. Eva se sonroja al verlo, avergonzada intenta huir, pero él la retiene tomándole la mano. La serpiente se levanta baja a través del cuello, se dirige hacia el brazo de él, pero Eva sacude la mano de Adán, rechazándolo, y él esquiva el contacto con la serpiente, rápidamente esta se esconde de nuevo entre los “cabellos” de ella.
Adán se ofrece a reconstruir la casa de ella, pero se niega. Decepcionado, Adán se va a la orilla del rio a tirar piedras. Mientras, Eva intenta arreglar su hogar con las ramas que quedan tejiendo una rama con otra, se corta con el filo anguloso de uno de los troncos, Eva da un pequeño grito, Adán al escucharla se acerca preocupado. Moja el pañuelo, toma la mano herida y la limpia. Eva sonrojada le agradece y él le venda la herida. Adán insiste en ayudarla, esta vez ella acepta.
Adán reconstruye la casa, mientras, Eva lo observa tímidamente. Al terminar le pregunta si ha probado las frutas del otro lado del río, ella le dice que no. Él le pide que lo espere ahí, Adán no tarda y trae en su chaqueta toda clase de frutas. Le pide a Eva que cierre los ojos y le da a probar una fruta, Eva a su vez le da otra a él, prueban frutas dulces otras amargas, juntos se ríen y se tumban sobre el césped.
Ella se voltea y boca abajo observa un camino de hormigas, se lo enseña a Adán, él la invita a seguirlo, van los dos tomados de la mano, el camino los lleva a una gruta con una caída de agua. Él se zambulle y le hace señas a ella para que lo siga, ella lo duda, pero al final acepta y entre el agua juegan. Mientras la serpiente se ahoga entre el rio.
De repente, un mamut se acerca a tomar agua, Eva le teme, pero Adán se acerca y lo monta, la ayuda a ella a subirse sobre el lomo. La serpiente pierde el equilibrio y se cae entre el lodo, intenta pedir auxilio, pero Eva la ignora. Adán le muestra el jardín desde el lomo del mamut, ella siente la brisa del viento y las hojas de los arboles la rozan, ven aves gigantes corriendo entre los árboles, las crías de los tigres colmillos de sable jugando, y las libélulas se prenden a los cabellos de Eva.
El cielo se nubla y empiezan a caer goterones de agua. Adán tira las orejas del mamut, se detienen. Adán baja, toma a Eva de la mano y la ayuda a bajar, la lluvia arrecia y salen corriendo para cubrirse, se quedan debajo de una hoja. Eva tiembla de frio, Adán la abraza, le da un beso en el cuello, la mira a los ojos, acerca sus labios a los de ella y la besa, ella sonríe y él le toma la cara entre sus manos.
La lluvia se cesa. Eva sonrojada le dice a él que debe irse a casa. Adán la toma de la cintura abrazándola y cubriéndola del frío.
La noche cubre el paraíso, la serpiente se arrastra entre el barro, furiosa, cansada y hambrienta, divisa desde un rincón la casa y a la pareja besándose frente a la puerta, ajenos a todo su alrededor. Adán se despide besando la mano de Eva. Adán feliz cruza el jardín plagado de luciérnagas. La serpiente lo acecha, él se da a la tarea de atrapar las luciérnagas, cansado se recuesta sobre un tronco, la serpiente se acerca despacio, detrás del tronco, escondida, llama a Adán con una voz suave, él se sorprende, la serpiente lo tranquiliza, le recuerda que es la creación de Yaveh, le habla de su gran elección al escoger a Eva entre las criaturas como digna de su amor, le habla de las habilidades de ella y como juntos podrían ser los señores del Edén, pero que debe tener la misma condición de ella. Adán se queda pensativo y se duerme. La serpiente se acerca al oído y le dice que solo teniendo a Eva por completo para él podrá acceder a su condición, y para ello debe comer de la manzana, y le habla del sabor y el olor de la manzana. Adán sueña comiendo de la fruta y gobernando el jardín.
Al día siguiente Eva espera a Adán, pasa la mañana pero él no llega, ella decide ir a buscarlo, lo encuentra tendido en el suelo con fiebre. Eva preocupada va a buscar en su casa cascaras de naranja y le prepara un té, recuesta la cabeza de él sobre su regazo y le da la infusión, pero él sigue transpirando, ella va al río y humedece unas hojas, vuelve al lado de Adán y se las pone sobre la frente, pero ella siente el sudor frio de él. Adán susurra rogándole por un trozo de la manzana. Eva mira a su alrededor, lo duda, pero la fiebre sube. Ella temiendo perderlo arranca la manzana y se la entrega.
Adán con los ojos cerrados prueba de la manzana, un viento frio arranca las hojas de los arboles. Muerde otro pedazo y los animales se esconden a hibernar, el rio se seca, otro mordisco y los arboles se encogen, la hierba se seca, el suelo se vuelve árido, las aves migran. Adán come el último pedazo y el paraíso se seca, Eva se transforma en humana, pierde el brillo de su piel, la cabellera. Adán abre los ojos, no la reconoce y se aleja de ella.

Comentarios