Tentación: Un paraiso para tres (Parte IV)


Juego dramático

Adán, Eva y la Serpiente componen un triangulo amoroso.
La serpiente sobreprotege a Eva, quiere tener toda la atención y el cariño de Eva solo para ella, pero la aparición de Adán desata los celos de la serpiente al sentirse ignorada por ella. En un principio la serpiente transforma a Adán en un lagarto, pero como no da resultado convence a Adán para que pruebe la manzana.
Ante los ojos de ella la serpiente solo le despierta ternura, pero es una animal más en el paraíso.
Por otra parte, Eva tiene distintas apreciaciones de Adán. En principio ella siente miedo hacia él, por su primera impresión. Más adelante le despierta compasión y finalmente amor. Este vínculo es lo suficientemente fuerte para dejar de lado su misión.
Adán, por su lado, se siente enamorado desde la primera vez que ve a Eva, hace todo lo posible para encontrarla y enamorarla. Sin embargo, cuando Eva pierde su condición de diosa, gracias a él, Adán se desencanta, puesto que se enamoro de sus atributos divinos no de ella en si misma.



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