Apartamentos un film de Diana M. Gamboa
4Tratamiento
Suenan las campanas del reloj: ding-dong-ding-dong-ding-dong-ding-dong. A través de las rendijas de la ventilación se escuchan los cerrojos que guardan celosamente la alacena de Doña Inés.
El ruido asusta al pequeño ratoncito que sube presurosamente por los ductos de la ventilación. Es atraído por el aroma dulzón de las aceitunas, un olor que proviene de los ductos del tercer piso. A través de la rendija el ratoncito ve a un pequeñín gordito moviendo la antena de la tele para agarrar la señal. El ratoncito aprovecha el descuido y roba una aceituna de la pizza que se enfría sobre el piso de parquet de la sala. Simón, el niño, golpea la tele. El bigotudo roedor se asusta y trata de entrar de nuevo a la rendija sin perder su preciado botín. Empuja y empuja, se enreda con la aceituna, se desliza por el conducto hasta el segundo piso, rompe la rejilla y cae sobre el sillón de la sala, donde un anciano intenta enfocar con sus lentes uno de los titulares del periódico: Petro confirmó la renuncia de la secretaria del Polo y refunfuña -¡Comunistas!
El ratoncito lo mira de reojo, busca la aceituna y se esconde a comerla.
Don José, el anciano, entretenido con el diario, mientras el ratoncito goloso sigue unas miguitas de pan sobre la repisa de la sala, se topa con un reflejo distorsionado sobre un portarretrato de mujer embarazada de unos 30 años, jugando con un móvil sobre una cuna vacía, al lado del retrato un florero con un par de rosas blancas.
Silva la cafetera, el anciano se levanta sobresaltado y el ratoncito corre a esconderse. El ratoncito lo mira de reojo, el anciano se desplaza muy despacio hacia la cocina con su caminador. El ratoncito aguza el oído, escucha a Don José sacar el pan de la bolsa, servir la taza de agua, cortar el pan, revuelve la taza de agua con la cuchara. Sale arrastrando los pies y sosteniendo la tasa con la mano temblorosa y deja caer uno de los panes al suelo.
El ratoncito se lame los bigotes, baja de la repisa muy despacio buscando la tajada de pan, muerde y se la lleva hacia una puertilla que lo conduce al altillo. Allí el ratoncito disfruta de su platillo entre una caja de amarillentos documentos que acreditan a José como pensionado por el estado. El ratoncito bosteza y se queda dormido en medio de los papeles.
Continuara…
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