De príncipes vampirito, princesas inocentes y sapitos verdes.

Capitulo 4

El brujo envidioso de la felicidad de la princesa y el príncipe, encanta las puertas del castillo destartalado, para evitar que el príncipe deje su morada. La princesita triste por la ausencia de su príncipe envía su chambelán para rescatar al príncipe.

Es de anotar que este príncipe como heredero de la corona del Reino Rioplatense, había adquirido numerosas responsabilidades con sus súbditos. Quienes al verlo liberado del encanto lo hacen recorrer los rincones de su reino resolviendo toda clase de demandas, desde buscar médicos para curar extrañas enfermedades, hasta acompañar a las señoras de la corte a buscar pociones mágicas para curar los males pulmonares de un arlequín de la corte. Luego, su padre, el rey, se enferma gravemente y muere, cada uno de los tíos del príncipe desean hacerse a la corona. El principito preocupado por no desatar una guerra civil entre su pueblo y amándolo profundamente…debe tomar una decisión… dejar su castillo, dividir su reino y exiliarse a la frontera, donde el Conde, hermano de la Reina, lo recibiría a él, su hermana y la Reina para darles un refugio en tanto se reparte el reino.

La princesita adorando a su príncipe vampirito, se percata del tinte descompuesto que él va tomando, por la reiterada exposición a la luz del sol. La princesita intenta salvar a su príncipe de la transformación inminente. Ella en un intento desesperado por impedir la metamorfosis y liberarlo de este encanto, le entrega una perla, una pera muy valiosa para ella, una perla como no hay otra.

Él recibe la perla, pero le confiesa a la princesita que debe exiliarse a la frontera cumpliendo su deber real, y vivir como un humilde vasallo en las tierras del Conde para pasar inadvertido por sus tíos. Sin embargo, le declara que ella es una mujer maravillosa, que lo hace sentir libre, que lo llena con su dulzura y no quiere perderla, por tanto le hace una promesa… le promete que un día regresara por ella.

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